martes, 13 de abril de 2010

Felix María Samaniego

FÉLIX MARÍA SAMANIEGO
Félix María Samaniego nació en Laguardia, en 1745 y murió en 1801.Fue escritor español, famoso por sus Fábulas morales. Junto con Tomás de Iriarte es considerado el mejor de los fabulistas españoles .La violenta enemistad surgida entre ambos ha pasado a la historia de la literatura.
Perteneciente a una familia noble y rica, tras los primeros estudios (llevados a cabo en el hogar paterno) fue enviado a cursar derecho a la Universidad de Valladolid, donde permaneció dos años sin llegar a concluir la carrera. En un viaje de placer a Francia se entusiasmó con los enciclopedistas, y se quedó mucho tiempo en tierra francesa; allí se le contagió la inclinación a la crítica mordaz contra la política y la religión. A su regreso a España contrajo matrimonio y se estableció primeramente en Vergara. En 1781 se publicaron en Valencia los cinco primeros libros con el título de Fábulas en verso castellano, y en 1784 apareció en Madrid la versión definitiva, titulada Fábulas morales y formada por nueve libros con 157 fábulas. Las fábulas de Samaniego se inspiran en las obras de los fabulistas clásicos Esopo y Fedro, y también del francés La Fontaine y del inglés J. Gay; todas ellas tienen una finalidad didáctica. De estilo bastante sencillo y métrica variada, muchas fábulas destacan por su espontaneidad y gracia: La lechera, Las ranas que pedían rey, El parto de los montes, La cigarra y la hormiga, La codorniz, Las moscas, El asno y el cochino, La zorra y el busto o El camello y la pulga.
Fábula

El león y el ratón

Estaba un Ratoncillo aprisionado
En las garras de un León; el desdichado
En la tal ratonera no fue preso
Por ladrón de tocino ni de queso,
Sino porque con otros molestaba
Al León, que en su retiro descansaba.
Pide perdón, llorando su insolencia;
Al oír implorar la real clemencia,
Responde el Rey en majestuoso tono,
No dijera más Tito: «Te perdono.»
Poco después cazando el León tropieza
En una red oculta en la maleza;
Quiere salir, mas queda prisionero,
Atronando la selva ruge fiero.
El libre ratoncillo, que lo siente,
Corriendo llega, roe diligente
Los nudos de la red de tal manera,
Que al fin rompió los grillos de la fiera.

Conviene al poderoso
Para los infelices ser piadoso;
Tal vez se puede ver necesitado
Del auxilio de aquel más desdichado.

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